jueves, 24 de julio de 2008

¿QUÉ ES DIOS PARA EL HOMBRE DE HOY?

nunca está demás que unamos a la educación un poco de teología
¿QUÉ ES DIOS PARA EL HOMBRE DE HOY?

La confesión de fe comienza con la frase: “Creo en un solo Dios”. El problema de la tradición, pues antes de preguntar si existe Dios, es preciso saber qué se entiende bajo la ambigua palabra DIOS. El que intenta demostrar la existencia de Dios debe tener alguna idea de lo que quiere demostrar. No existe un conocimiento sin presupuestos; todo conocimiento humano se produce por medio del lenguaje, que nos ofrece símbolos y esquemas interpretativos de la realidad; como por ejemplo, la tradición, a través de algunos padres de la Iglesia como: “Dios es el fundamento de lo último de toda realidad”, (Santo Tomás de Aquino); “Dios como aquello, mayor de lo cual nada puede pensarse, que es superior a todo lo que pueda pensar” (San Anselmo de Canterbury); “Dios es aquello que hace esperar todo bien y que es remedio a todas las necesidades” (Lutero).
Algunas definiciones contemporáneas intentan infundir la dimensión abstracta filosófica y la dimensión concreta existencial: Dios es aquello que afecta incondicionalmente al hombre; Es la realidad que lo determina todo; Dios el misterio de la realidad; el misterio sagrado.
Todas estas definiciones, en medio de su diversidad, muestran una cosa: Dios es la respuesta a la pregunta latente en todas las preguntas, y es la respuesta a la problematicidad del hombre y del universo.
La cuestión de Dios es una cuestión trascendental; en donde nos encontramos con el problema de la fe; La fe es un acto del hombre; la fe sólo se da cuando hay un hombre que escucha, entiende, asiente y pregunta.
La situación en que se produce el discurso sobre Dios cambia radicalmente, si para el hombre religioso Dios o lo divino era la verdadera realidad y el mundo era más bien una realidad aparente o disminuida, para el hombre medio de finales del siglo XX ocurre a la inversa; se trata del ateísmo que anida en el propio corazón. El trasfondo de este ateísmo de masas, suele designarse con el término “secularización”, (se entiende por el proceso que ha conducido a una concepción del mundo y de sus diversas esferas y una praxis que prescinde de su fundamento trascendente, para considerar sólo su aspecto inmanente). Surge como reacción contra una imagen absolutista de Dios, está ligada indisolublemente con la subjetividad moderna, que posee una actitud crítica frente a la religión, y para ello recurre también al humanismo antiguo; la hipótesis de Dios como explicación de los fenómenos intramundanos va pareciendo, cada vez más, algo superfluo; Dios queda sin función mundana. La fe en Dios se va alejando así de la intuición sensible, de la experiencia y de la realidad; Dios se hace cada vez más irreal.
El nihilismo es la última parte de este proceso, Nietzsche fue uno de los pocos pensadores que tuvieron el valor de mirar de frente las consecuencias nihilistas del ateísmo. El pensamiento de Nietzsche tiene hoy una sobrecogedora actualidad, porque con el misterio de Dios desaparece también el misterio del hombre. Así se constata actualmente un pavoroso vacío de sentido y una falta de orientación que es la causa más profunda de las angustias existenciales de muchas personas. La pregunta es ahora: ¿Cómo podemos hablar sobre Dios de modo inteligible en esta situación?; partimos, pues, del problema apuntado por la palabra DIOS transmitida por la tradición; Así la teología parte del lenguaje sobre Dios transmitido en la confesión eclesial e intenta justificarla ante la razón y entenderla más profundamente, en este sentido la teología es fe en Dios que busca la intelección, ya que, Dios es un problema permanente, es el problema por autonomasia que nosotros calificamos como misterio. El fin de la teología es la concepción del misterio de Dios como misterio.
El discurso sobre Dios trasciende todo ámbito intramundano, incluida la dimensión política, entonces queda preservada, con la trascendencia de Dios, la trascendencia de la persona humana y en consecuencia, la libertad del hombre y sus derechos inalienables. Así el retorno a lo sagrado resulta ser la tarea esencial hoy en día tanto para la salvaguardia de la realidad de Dios como del hombre. Pero nos encontramos con un fuerte deseo de autonomía del hombre que le hace renegar de Dios y nos volvemos a encontrar con el ateísmo (debe considerarse como ateísmo aquella concepción que niega lo divino o lo absoluto de cualquier tipo que no se identifique con el hombre y con el mundo de nuestra experiencia empírica y de sus principios inmanentes) que es pues, la antítesis de toda afirmación de Dios y de lo divino, esto significa, que no existen sólo diversas ideas de Dios, sino que pueden darse también, diversas formas de ateísmo.
El pensamiento moderno dio origen a distintas formas de ateísmo, que se pueden reducir a dos tipos fundamentales que responden a la doble interpretación de la autonomía moderna: primero una autonomía de la naturaleza y de las esferas profanas (cultura, ciencia, arte, economía política, etc.) El segundo, la autonomía del sujeto, cuya dignidad y libertad excluye el supuesto de un Dios todopoderoso. El primer gran conflicto que llevó directamente al ateísmo moderno fue la controversia entre la teología y las ciencias de la naturaleza, ya que, el error fundamental del ateísmo cientista y de la apologética eclesial que lo combate, y de sus intentos de armonización, fue él haber situado a Dios y al mundo en un mismo plano. Este esquema de concurrencia ignora tanto el carácter absoluto de Dios como la libertad del hombre.
Pero la cuestión de Dios no se decide en la problemática de la naturaleza, sino en el debate en torno a la libertad del hombre, la libertad humana sólo puede lograrse bajo el presupuesto de Dios (Kant necesita de Dios para la felicidad del hombre), Dios no es ya importante “en sí” sino sólo en su significado “para nosotros”; Hegel a través de la frase “Dios ha muerto”, nos dice que Dios debe ser concebido como Dios vivo, como libertad que se enajena, como amor que también se puede enajenar en su contrario: la muerte, y que puede superar así la muerte. En esta perspectiva, el ateísmo es la negación de la negación y por ello en la nueva posición superior.

La última clase de innovación e informática

Esta semana - para ser precisos el día martes - tuvimos la posibilidad de participar en la última clase de innovación e informatica., ramo que nos ayudó a que pudiesemos generar mayor conocimiento (web 2.0) y obtener mayor información sobre temas que son de contingencie e importancia. Ahora bien, como han señalado otros compañeros, tal vez no podremos utilizar los medio que hemos conocidos en nuestra futura profesión docente, pero el conocimiento nunca está de más, ya que no faltará la ocasión en que nosotros podamos realizar una clase que tenga como objetivo obtimizar el conocimiento.

Lamento mucho el no poder participar más activamente en la clase. Pero mi conformidad redica en que lo poco que pude hacer, lo hice bien. Y me alegro de haber participado en un curso, donde nosotros pudiesemos ser responsables de nuestra formación, la cual fue conducida por un profesor, quien nos facitilo el alcance de los contenidos.

El desarrollo de la educación en la Edad Moderna y aporte en a la educación chilena en sus origenes



Desde los principios del desarrollo cultural-educacional - particularmente en Grecia y Roma, - vemos que las diferentes sociedades han sufrido un notable cambio por el influjo que ésta ha efectuado en cada una de ellas. Este es el caso que pasa en la edad moderna, donde el paradigma cultural comienza ha cambiar. Antes, en la edad media, existía un fuerte influencia de la Iglesia Católica dentro de la sociedad como también de la educación, la que era impartida sólo para aquellos que ejercieran alguna actividad eclesiástica: monjes o sacerdotes. Pero con la ampliación de las fronteras de la mente humana - producto de los diversos descubrimientos técnicos como territoriales – todos pueden acceder, de una u otra forma, al desarrollo del intelecto, partiendo por las ciencias que tienen que ver con el producto de la razón humana.

Pues bien, a pesar de los descubrimientos, la Iglesia Católica sigue manteniendo poder sobre las sociedades. Pero esto no duró mucho, puesto que la jerarquía eclesiástica comenzó a cometer abusos por la venta de indulgencias y esto no fue tolerado por el monje agustino Marín Lutero, quien el año 1517 publicó las noventa y cinco tesis contra la iglesia y especialmente contra el papado. Esto condujo a este teólogo a la excomunión.

Lutero no contento con la decisión tomada por la jerarquía católica, decide fundar su propia iglesia, la protestante, la que se expande por el centro y sur de Europa. A este le sigue el calvinista en Suiza y la anglicana en Inglaterra. Todas estas amplían, realmente, las fronteras del conocimiento, en cuento la mayor cantidad de personas pueden alcanzar el conocimiento. Ya no es solo la jerarquía eclesiástica la que tiene acceso a la educación.

Junto a Lutero, vienen también otros movimientos como el calvinista y el anglicanismo, los cuales buscaban en cierta forma un desprestigio de la Iglesia Católica en el aspecto educativo, es decir, que buscaban una supuesta educación elitista eclesiástica, solo para quienes pudieran pagarla y con ciertas características básicas para sus educados. Esto cambia junto con la reforma, es decir, este cambio de educación media a educación moderna, que apunta a la educación libre para todos quien deseen recibirla.

Para la Iglesia Católica, esta gran reforma la trae la compañía de Jesús con San Ignacio de Loyola, la cual se formo bajo la sólida propuesta de educar en torno a Dios, teniendo gran aceptación en algunos países de Europa como Italia, España, Portugal, que encontraron esta reforma adecuada para su forma de vida y sus principios religiosos Junto a la compañía de Jesús comienzan a instaurarse otras congregaciones con el mismo fin, el de educar sin tener en cuenta el nivel social sino las capacidades de sus educados, es así como nacen los Escolapios, Ursulinas y Oratorianos. Estas congregaciones buscaban educar a toda costa y en el caso de las Ursulinas no solo a jóvenes, sino también a niñas. Es aquí donde la mujer comienza a ser valorada por sus pensamientos y capacidades intelectuales que antes no habían sido tomadas en cuenta.

Pero a pesar de tener una breve presentación histórica de la reforma y la contrarreforma es necesario responder una pregunta que a toda persona le podría nacer, es decir, ¿Cuál es el tipo de educación que ha marcado considerablemente el desarrollo de la enseñanza que ha llegado hasta nuestros días en Chile? En un primer momento descubrimos que es la reformista, ya que nos abre las puertas al conocimiento del ser en cuento Ser, lo cual se refleja en la traducción de la Biblia al alemán (Vulgata). No obstante, el principio de la educacional no queda solo en la teología, es decir, que se preocupa de todas las ramas del saber humano: matemáticas, aritmética, retórica, ciencias, astronomía, entre otras. Por lo tanto, se logra discernir que la educación reformista nos da las bases para formar a una persona integra que se puede desarrollar en los diferentes ámbitos de la sociedad, entonces se concluye que la educación se preocupa de formar personas íntegras.

Pero, en un segundo momento, vemos que la enseñanza católica se preocupa de elaborar la contrarreforma, para detener el desprestigio causado por el protestantismo. Es por ello que se vale, en cierta forma, de los programas educativos de los protestantes, es decir, que forman de forma similar pero haciendo hincapié en lo que tiene que ver con la doctrina católica: las constituciones de la Compañía de Jesús es un claro ejemplo.

Hemos visto que ambos tipos de educación han sido considerablemente importantes para el desarrollo pedagógico que ha llegado a nuestros tiempos. Pero hemos de tomar una decisión, es por ello que se concluye que el tipo que marca la educación occidental, como también la chilena, es la Católica, ya que ha sido la que llego a Chile por medio de la colonización de los españoles a América, marcado en un principio por la aristocracia, es decir, que la educación era para unos pocos, los cuales tenían los dotes para acceder a este sistema. Posterior mente adquiere un vuelco de ciento ochenta grados, permitiendo a todos el paso a un sistema público y en cierta forma gratuita de enseñanza.

En Chile este tipo de educación se presenta en un principio en la colonia, siendo para algunos y dirigida especialmente a los seminarios y congregaciones que pudiesen buscar un tipo de enseñanza selectiva en sus educados.

Podemos concluir, que la educación moderna, en Chile, tiene como pilar la formación de la Iglesia Católica, según sus dogmas y su sistema de estricto enseñanza, y que al mismo tiempo marco considerablemente el desarrollo de intelectual de nuestro país.

El idealismo de Rousseau y nuestro sistema Educacional


Desde los inicios del desarrollo humano se puede apreciar que la educación persigue una finalidad: satisfacer las necesidades de los individuos de una sociedad. Esto se puede ver, a modo de ejemplo, en las sociedades primitivas que, primeramente, se aplicaba un aprendizaje por imitación para poder cazar y así poder alimentarse y que posteriormente desarrollaron la agricultura y la educación en los efebos.

Pues bien vemos que la educación ha avanzado y se ha reformado. Es así como nos situamos en la educación del siglo XVI, cuya característica es la de ser reglista y su ámbito de estudio era la gramática latina, tratados de geometría, historia sagrada y profana que era entregada desde la niñez. Pero este sistema educativo es criticado por Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), quien denuncia los excesos de los métodos educativos, ya que transgredía a la infancia y se preocupaba de formar a un ciudadano más que a una persona, es decir, que la centralidad está en formar a una persona que esté sometida a las reglas de la sociedad mas que a un individuo socialmente libre. Esto es lo que lo inspira para escribir El Emilio y El Contrato Social.

“En el Emilio nos cuenta como debería ser una educación centrada en lo natural de la persona. Por esta razón distingue tres tipos de educación: de la naturaleza (desarrollo de nuestros órganos y de nuestras facultades innatas), de los hombres (donde se aprende a dar utilidad a las facultades de nuestro ser) y de las cosas (la experiencia de los objetos que nos afectan). Y estos tipos de educación se desarrollan a su vez en cuatro periodos y son ejecutados por los padres y si estos no están capacitados lo hará un preceptor que realmente tenga vocación de acompañar un proceso formativo.

El primer periodo de la educación (0-12 años: la niñez) se ocupa de ejercitar las facultades sensoriales y motrices. Además la moral es enseñada por medio de ejemplos y no por reglas. De esta forma el niño aprenderá lentamente, a ver que es bueno o malo. Después encontramos la segunda etapa (12-15 años: comienzo de la adolescencia) donde el aprendizaje se funda en la utilidad de los conocimientos, por ello se hace la elección de un oficio (carpintería) y la entrega de fundamentos científicos, los cuales serán utilizados en la vida practica. En tercer periodo (15-20 años: adolescencia) se hace hincapié en la razón y la formación religiosa e histórica, para mostrar como otros fueron capaces de contraponerse a las adversidades renunciando, incluso, así para lograr el fin propuesto. Esto ayudará al joven para que haga uso de la razón para dominar las pasiones y buscar el bien. Y por último se encuentra el periodo (20-25 años: adultez) en que Emilio conoce a Sofía, su futura esposa. No obstante, el preceptor, antes de matrimonio, viaja con su discípulo para conocer distintos hombres, culturas y organizaciones sociales. Así es como terminará la formación: exponiendo las ideas sobre política para convertirse en un buen hombre ciudadano.”[1]

Pues, como hemos visto la educación que nos propone Rousseau es de tipo idealista, cuyo fin es alejar al niño de la formación en la sociedad, ya que lo corrompe y lo forma para estar sometido a sus reglas. Esto es lo mismo que piensa, en cierta forma, el filósofo de la Antigua Grecia, Platón. Este amante de la filosofía expone, por medio de la alegoría de la caverna, que el mundo sensible en el cual estamos insertos no es real y es el reflejo del mundo de las ideas. Además en el mundo sensible el hombre no se encuentra completo y por ello busca en otros seres o en la sociedad la satisfacción a la necesidad de complementar su ser, con el riesgo de corromperse, ya que la sociedad no representa, necesariamente, lo que aparenta.

La propuesta de Rousseau, como dije anteriormente, es solo idealista y por ello carecen de una verdadera aplicación, integra, en la vida real. A pesar de que algunos componentes de su pensamiento se pueden descubrir en los sistemas educacionales. Tal es el caso de los diferentes niveles curriculares de la educación institucionalizada (el párvulo, el ciclo básico, la enseñanza media y la enseñanza superior) donde se entrega los conocimientos necesarios para cada una de las etapas de la vida de los niños. Pero en este tipo de educación se da lo que nos plantea Rousseau y que cree que es necesario que nos liberemos de ella, es decir, de la limitación de la libertad de la naturaleza humana, puesto que en los colegios se educa según los intereses del estado. Es por ello que la educación más que una herramienta para formar personas, es un medio para enseñar a las personas a estar oprimidas o sometidas bajo las normas de una sociedad, es decir, ciudadanos, que se comienzan a conocer el nuevo mundo, donde la información está manipulada por los poderes políticos como también por los monopolios[2], quienes a su vez han transformado la educación en un hecho empresarial más que un derecho de potencializar su capacidad de ser[3]. Por lo tanto se puede concluir que nuestra actual educación está en contra de la naturaleza de las personas, puesto que los que manejan el poder manipulan la información para dejar de lado a la persona y formar a un ciudadano, que sea capaz de adecuarse a las normas impuestas por el poder y que sepa desarrollarse como un ente altamente productivo.

Realizar un cambio de lo anterior es realizar otra utopía, ya que su realización sería difícil de alcanzar. Sin embargo, se puede realizar un aporte, ya que tenemos las herramientas educacionales para formar a las futuras generaciones, para que no se dejen manipular por quienes quieran manejar la educación y la cultura (que desaparece progresivamente y que es aplastada por otra que no es la del lugar). Tal es el caso del subsector de Filosofía que está inserto en los planes y programas de la educación de nuestro país. Desde esta área se puede enseñar a los alumnos, al igual que en El Emilio[4], la forma en que otros hombres aprendieron a pensar la vida y lo que acontece en sus realidades, haciéndose actores críticos en su desarrollo cultural.

Pero ¿por qué la importancia de ser actores críticos de nuestro desarrollo cultural? La respuesta es simple. Lo que pasa es que dentro de nuestro territorio nacional se han insertado un sin fin de asociaciones económicas que provienen del extranjero. Y ellos buscan, en cierta forma, engañarnos y hacernos tomar un estilo de vida que no es la más adecuada, es decir, que nos llevará al fin de nuestra cultura chilena. Es por ello la importancia del subsector de filosofía, ya que la “practica de la filosofía permite tomar distancia crítica de las distintas concepciones globales y reconocer la existencia de posiciones diferentes de la propia que también son susceptibles de defensa racional (lo cual, por cierto, es algo distinto de desvincularse de la propia)[5], es decir, que nos hace poner en tela de juicio todos los acontecimientos de la vida cotidiana, especialmente aquellos que atentan contra la dignidad humana y por lo tanto se buscaría la perfección del ser del hombre.

Entonces podemos concluir que en nuestra realidad la filosofía es fundamental para poder ver al mundo de un modo metafísico, es decir, ir más allá de la cosa, pero sin salir de la cosa. De esta manera se puede llegar al conocimiento real de nuestra existencia, separando de ella todo lo que pueda amedrentarla y separarla de la perfección del hombre en sociedad.
[1] Rousseau J. J., El Emilio o de la Educación, editorial Alianza, 2003.
[2] Giroux H, Cultura, política y práctica educativa, Ed. Graó, España. 2001.
[3] Aristóteles, Metafísica de Aristóteles, Ed Gredos, España. 1990. Libro I.
[4] Rousseau J. J. El Emilio o de la Educación, Editorial Alianza, 2003.
[5] MINEDUC, Filosofía y Psicología. Programa de Estudio Cuarto Año Medio. Imp. GráficAndes. 2001. pp 11.